Autherapies | Evidence-based therapies

Probióticos

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Los probióticos, que son microorganismos vivos que promueven la salud intestinal, han ganado atención como una posible intervención para el trastorno del espectro autista (TEA). El concepto de "eje intestino-cerebro", que sugiere una conexión entre la salud intestinal y la función cerebral, ha generado interés en el uso de probióticos para aliviar algunos de los síntomas del autismo. Sin embargo, la evidencia científica que respalda el uso de probióticos como tratamiento para el autismo aún se encuentra en sus primeras etapas, y los padres deben abordar esta intervención con cautela. Los probióticos son bacterias y levaduras vivas que se cree que mejoran o restauran el equilibrio de la flora intestinal. Las cepas más comunes incluyen Lactobacillus y Bifidobacterium. Los probióticos pueden consumirse a través de suplementos o en alimentos fermentados como el yogurt, kéfir, chucrut y kombucha. La justificación para el uso de probióticos en el autismo proviene de la idea de que mejorar la salud intestinal podría influir positivamente en el comportamiento y la función cognitiva a través del eje intestino-cerebro, una red de comunicación entre el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central. Algunos estudios pequeños y modelos animales sugieren que los probióticos podrían ayudar con los síntomas gastrointestinales en niños con autismo, lo que, a su vez, podría reducir la irritabilidad y mejorar el comportamiento. Sin embargo, estos estudios suelen ser limitados en alcance y metodología, y muchos no han sido replicados en ensayos más grandes y rigurosos. Existen algunos informes que indican que los probióticos podrían mejorar la comunicación social, reducir los comportamientos repetitivos y disminuir la ansiedad en niños con autismo. No obstante, la evidencia es inconsistente, y la mayoría de los estudios muestran solo mejoras modestas en el comportamiento, si es que hay alguna.

El hallazgo más consistente es que los probióticos pueden mejorar los problemas gastrointestinales, como el estreñimiento o la diarrea, en algunos niños con autismo. Aunque esto podría mejorar indirectamente el estado de ánimo o el comportamiento, el impacto directo sobre los síntomas principales del autismo sigue siendo incierto. Los probióticos generalmente se consideran seguros para la mayoría de las personas, incluidos los niños, pero no están exentos de riesgos. En casos raros, los probióticos pueden causar infecciones, particularmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

Los suplementos probióticos no están regulados tan estrictamente como los medicamentos, por lo que la calidad y la potencia pueden variar ampliamente entre los productos. Algunos suplementos pueden no contener las cepas que afirman tener o pueden tener niveles más bajos de bacterias vivas de lo que se anuncia. Antes de comenzar a tomar probióticos, los padres deben consultar con un proveedor de atención médica, especialmente si su hijo tiene afecciones de salud subyacentes o está tomando medicamentos. Un médico puede recomendar la cepa y la dosis adecuadas, y monitorear posibles efectos secundarios.

Referencias

The impact of probiotics on core autism symptoms - A systematic review and meta-analysis of randomized clinical trials

Enlaces

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39173907/


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